domingo, 15 de abril de 2012


¿UNA LUZ DE JUSTICIA?



Nuestro país tiene muchos hechos históricos para recordar combates como el Dos de Mayo o la batalla de Tarapacá, donde heroicos peruanos ofrendaron su vida para combatir al enemigo invasor, pero que pasa cuando ese ejemplo de patriotismo dado por José Gálvez, Francisco Bolognesi o Andrés Avelino Cáceres es mancillado por actos inhumanos.

Esa es la historia que asoló el Perú en los años 80, con la salida  de Sendero Luminoso a las calles, calificado en un principio como “abigeos”, pero al final con el avance que tuvieron, los adeptos que fueron ganando pusieron en jaque a varios gobiernos, imponiendo el terror a todo aquel que no apoyaba la lucha armada. Por otro lado estaba nuestra Policía (dividida en tres cuerpos) inexperta en combatir a este tipo delincuencia.

En enero del 82, ante la gravedad de la situación, el Presidente Fernando Belaunde ordenó la intervención de las Fuerzas Armadas para controlar este flagelo, ya un especialista en la labor del Ejercito Luis Cisneros Vizquerra, explicó que esto generaría un cambio radical en este combate contra Sendero Luminoso.

Para dar orden a este nuevo panorama se crearon los comandos políticos militares, una especie de cogobierno entre las autoridades civiles y los jefes militares, siendo los primeros aquellos que funcionaron en Ayacucho. Las consecuencias de esta nueva situación  fueron trabajos de inteligencias  sin coordinación donde casa quien actuaba según su criterio,  pues el poder militar sobrepaso grandemente a la autoridad civil, pues menospreciaban al alcalde o al gobernador por ser  quechua hablante.

Uno de esos hechos luctuosos ocurrió el 14 de agosto de 1985, cuando una patrulla militar entró al poblado de Accomarca (uno de esos lugares desconocidos para los peruanos) en busca de los subversivos que atacaron días antes a un convoy del Ejército y se sospechaba  que los terroristas se escondían en ese poblado. El contingente estaba a cargo del Sub-Teniente Telmo Hurtado, que entro rompiendo puertas y golpeando gente, al no hallar nada, opto por reunir a la población masacrando hombres, mujeres, niños y ancianos, usando balas, granadas y cuchillos. Hoy los sobrevivientes cuentan que incluso también se encerró en una casa  a varias personas  y se quemo esta, para luego marcharse como si nada hubiera pasado. Fueron 69 vidas segadas ¿culpables o inocentes? Eso nunca se sabrá pues nunca tuvieron un juicio justo.
INOCENTES EN UNA LUCHA FRATICIDA

La muerte de estos compatriotas generó en el Congreso la formación de una comisión investigadora,  presidida por un representante oficialista, Carlos Enrique Melgar, que elaboró un informe en mayoría sonde se minimizaba el hecho, mientras que otro grupo de congresistas hizo otra en minoría donde se encontraba culpable a los jefes militares  y los oficiales operativos. Al final en el pleno del Congreso con mayoría aprista se aprobó el dictamen que liberaba a los militares de culpa alguna.

El oficial se acogió durante el  gobierno de Alberto Fujimori a la ley de amnistía, pero al ser derogada huyo a Estados Unidos, donde luego de una larga lucha por parte de los sobrevivientes en junio de año pasado se le trajo a rendir cuenta de  a la justicia al ahora Mayor Hurtado. Lo revelado estremeció a todos, pues aceptó la responsabilidad de 31 víctimas, además de acusar a su superior Nelson Gonzales Fiestas quien dio la orden de eliminar a los pobladores y para evitar problemas ante la ley le dijo que se haga el loco, además de conocer de torturas en el cuartel Los Cabitos, un tema hasta ahora  misterioso.
IMPUNIDAD TRAS UN UNIFORME: TELMO HURTADO
Fueron 25 mil peruanos que cayeron durante los años aciagos de la lucha contra Sendero Luminoso, muchos de ellos bajo atrapados entre la espada y la pared, esta acción judicial es importante, pero quedan muchas  otros expedientes por abrir como Putis, 123 muertos también a manos de las fuerzas del orden. Ojala que la justicia vaya abriéndose  paso.

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