LIMA
LA DESORDENADA
Cuando
en 1535, Francisco Pizarro fundo la Ciudad de los Reyes, lo planeo de modo de cuadrículas donde habían a lo sumo
cinco o seis propiedades por manzana, con el tiempo nuestra Lima se lucia con
balcones, bellos zaguanes y amplios caserones, que la convirtió en un punto de
visita obligado para los viajeros además de su estratégica ubicación
geográfica.
En
el gobierno de Augusto B. Leguía,
algunas avenidas crecieron y la ciudad fue transformándose de a pocos conservando
ese aire de antaño, pero la población fue en aumento sobre todo con la oleada
provinciana en los años 40 o 50 y con el tiempo, por el descuido o el abandono
de las propiedades estas perdieron valor sobre todo en el centro histórico
donde muchas casas eran de fines de
1800, sucumbiendo por diversos factores.
PLANO DE LIMA VIRREYNAL
Hoy
la capital alberga algo más de ocho millones de habitantes por ende los
espacios destinados a cada persona se va reduciendo, muestra de ello es la casi
masiva destrucción de los bellos caserones ubicados a lo largo de avenidas como
Arequipa, Javier Prado, Brasil o Salaverry, antaño donde la gente
adinerada construía sus casas muchas de
ellas con más de 800 metros cuadrados. Si usted se fija cuando transita por la
ciudad vera gran cantidad de avisos de nuevos edificios son moles de siete u ocho
pisos con departamentos de 80 metros o menos.
Esto
genera más de un problema, el primero, aunque efectivamente se moderniza
nuestra ciudad las zonas históricas van desapareciendo pues en el caso del damero de Pizarro, los caserones que aun
existen se convierten en locales comerciales o si están abandonados se
convierten en fumaderos para albergar a los indigentes. Si recorre la avenida
Arequipa no pasaran de 30 propiedades las que una conservan su arquitectura
original, dos a destacar son una réplica de Palacio de Gobierno en la 41 de
esta transitada arteria y la otra en la 38
que ocupa una manzana.
El
segundo problema son las necesidades básicas de agua, desagüe y luz, pues al
nacer estos fríos edificios representan como mínimo diez o doce nuevas familias,
creciendo para arriba como la mítica torre de babel, pues ahora con los créditos
que se otorgan muchos adquieren su casa soñada para pagarlas en 15 o 20 años.
Todas estas construcciones en gran porcentaje terminan rompiendo la paridad del
paisaje urbanístico donde todas son casas de dos o tres plantas y de repente
como árbol superalimentado aparece esta mole de seis o siete pisos sin respetar
las leyes, al final las municipalidades permiten que este atropello se consuma haciéndose
de la vista gorda.
Lo
más grave son los riesgos de producirse un sismo, pues es bien sabido nuestra ubicación en el Cinturón de Fuego con la posibilidad de un movimiento telúrico
y aunque las primeras zonas en caer serian Lima, Barrios Altos y el Callao por
su antigüedad, las zonas residenciales no se salvarían sino recordemos el sismo
de 7.9 el año 2007 que destruyo Pisco pues el epicentro estuvo en el sur, no cuesta mucho imaginar que sucedería
si el epicentro fuera en las costas del Callao.
Para terminar con este
Babel en que está convirtiendo Lima, las municipalidades deben hacer respetar
las normas sobre los límites permisibles para construir, multado al infractor obligándolo
a retirar el exceso de material, también otorgar nuevamente al Colegio de Ingenieros ser el responsable
de los planos para las nuevas casas. En el rescate del Centro Histórico evaluar
que predios son recuperables y los
nuevos a construir ponerle una fachada como la de antaño.
AVENIDA EL GOLF, AHOGADA POR EDIFICIOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario