viernes, 6 de abril de 2012


LIMA LA DESORDENADA

Cuando en 1535, Francisco Pizarro fundo la Ciudad de los Reyes, lo planeo  de modo de cuadrículas donde habían a lo sumo cinco o seis propiedades por manzana, con el tiempo nuestra Lima se lucia con balcones, bellos zaguanes y amplios caserones, que la convirtió en un punto de visita obligado para los viajeros además de su estratégica ubicación geográfica.

En el gobierno de Augusto  B. Leguía, algunas avenidas crecieron y la ciudad fue transformándose de a pocos conservando ese aire de antaño, pero la población fue en aumento sobre todo con la oleada provinciana en los años 40 o 50 y con el tiempo, por el descuido o el abandono de las propiedades estas perdieron valor sobre todo en el centro histórico donde  muchas casas eran de fines de 1800, sucumbiendo por diversos factores.
PLANO DE LIMA VIRREYNAL

Hoy la capital alberga algo más de ocho millones de habitantes por ende los espacios destinados a cada persona se va reduciendo, muestra de ello es la casi masiva destrucción de los bellos caserones ubicados a lo largo de avenidas como Arequipa, Javier Prado, Brasil o Salaverry, antaño donde la gente adinerada  construía sus casas muchas de ellas con más de 800 metros cuadrados. Si usted se fija cuando transita por la ciudad vera gran cantidad de avisos de nuevos edificios son moles de siete u ocho pisos con departamentos de 80 metros o menos.

Esto genera más de un problema, el primero, aunque efectivamente se moderniza nuestra ciudad las zonas históricas van desapareciendo pues en el caso del  damero de Pizarro, los caserones que aun existen se convierten en locales comerciales o si están abandonados se convierten en fumaderos para albergar a los indigentes. Si recorre la avenida Arequipa no pasaran de 30 propiedades las que una conservan su arquitectura original, dos a destacar son una réplica de Palacio de Gobierno en la 41 de esta transitada arteria y la otra en la 38  que ocupa una manzana.

El segundo problema son las necesidades básicas de agua, desagüe y luz, pues al nacer estos fríos edificios representan como mínimo diez o doce nuevas familias, creciendo para arriba como la mítica torre de babel, pues ahora con los créditos que se otorgan muchos adquieren su casa soñada para pagarlas en 15 o 20 años. Todas estas construcciones en gran porcentaje terminan rompiendo la paridad del paisaje urbanístico donde todas son casas de dos o tres plantas y de repente como árbol superalimentado aparece esta mole de seis o siete pisos sin respetar las leyes, al final las municipalidades permiten que este atropello se consuma haciéndose de la vista gorda.

Lo más grave son los riesgos de producirse un sismo, pues es bien sabido  nuestra ubicación en el Cinturón de  Fuego con la posibilidad de un movimiento telúrico y aunque las primeras zonas en caer serian Lima, Barrios Altos y el Callao por su antigüedad, las zonas residenciales no se salvarían sino recordemos el sismo de 7.9 el año 2007 que destruyo Pisco pues el epicentro estuvo  en el sur, no cuesta mucho imaginar que sucedería si el epicentro fuera en las costas del Callao.
Para terminar con este Babel en que está convirtiendo Lima, las municipalidades deben hacer respetar las normas sobre los límites permisibles para construir, multado al infractor obligándolo a retirar el exceso de material, también otorgar nuevamente  al Colegio de Ingenieros ser el responsable de los planos para las nuevas casas. En el rescate del Centro Histórico evaluar que predios son recuperables  y los nuevos a construir ponerle una fachada como la de antaño.
AVENIDA EL GOLF, AHOGADA POR EDIFICIOS.

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