sábado, 19 de mayo de 2012


Olvido y Negación de Pensiones

El ser parte de la población económicamente activa, garantiza que el trabajador luego de los años requeridos de servicio pueda gozar de una jubilación digna (jubilación, derivado de júbilo, júbilo igual alegría), por los aportes hechos a  la Oficina de Normalización Previsional (ONP) y también a las Administradoras de Fondo de Pensiones (AFP), es decir tener una vejez tranquila como forma de recompensa por servir al estado o a una empresa privada.

Es bien conocida la diferencia entre la ONP y la AFP, donde la segunda es privada garantizando una pensión de acuerdo a lo aportado, mientras la ONP es regida por el estado y funciona bajo la lógica de dar  asignaciones con los aportes de todos, es decir como una gran olla común, pero esta durante mucho tiempo ha sido la caja chica de los regímenes de turno que ante la falta de fondos  metían la mano a esta olla para solucionar sus problemas financieros.

En la realidad, al cumplir los 65 años, un hombre tiene que presentar sus solicitud ante la ONP, cumpliendo con los requerimientos solicitados (boletas de pagos, etc.) y es allí donde comienza el vía crucis –más largo que le río Nilo-  pues el análisis comienza por confirmar la veracidad de los documentos, es decir hablamos de días útiles (lunes a viernes), después, de existir una observación se le comunica al interesado que ha esperado varios meses y a veces años, frente a la montaña de expedientes acumulados por un eficiente “trabajo de tortuga” hecha por la burocracia.
LA TORTURA DEL JUBILADO, NO SER TRATADO CON RESPETO

Cuando se expide la resolución, aquella persona de 65 años ya bordea a veces los 80, agregándose que el documento frecuentemente no considera los años aportados, se les reduce o simplemente por el sistema de “burrocracía” se  impone el término “regrese en un mes” y ante la imposibilidad de seguir, los hijos toman la posta en defensa de la jubilación de su padre o madre, sucediendo lo mismo en  los expedientes  del poder judicial, van creciendo como un niño más de la familia.

Uno de los tantos casos fue conocido el otro día, donde un trabajador jubilado de Petroperú con 40 años de servicio (él con 77 años), le ganó a la ONP un proceso ante el Tribunal Constitucional por que la oficina de pensiones no le consideró once años de labor, por supuesto que quien estaba detrás de la causa para conseguir justicia era su hijo; la reacción como siempre ha sido “hacerla larga” para evitar el cumplimiento del mandato.

Mientras que por otro lado, al interior de la  esta oficina, las mafias hacen su agosto, porque frente a aquel que busca una jubilación justa, nacen, crecen y se reproducen resoluciones con nombres fantasmas en un tiempo record, además  de los siempre astutos timadores que llaman por teléfono engañando a usuarios con el cuento de los devengados a cambio de un depósito en cuentas bancarias, sin hacer nada para resolver ninguno de los dos problemas los responsables de la ONP.
BUROCRACIA IGUAL INJUSTICIA PARA EL JUBILADO
El cuadro de deshumanización hace olvidar a los trabajadores de este ente estatal que alguna vez tendrán que jubilarse y se encontraran con el mismo panorama (¿o será que aportan a la AFP?), como  consecuencia de esto, siempre en las encuestas a nivel ciudadano la ONP, tiene uno de los primeros  lugares de desaprobación y por más protestas ante las oficinas correspondientes no hay reacciones ni mejorías. Si el gobierno busca la inclusión social debería pensar en los jubilados y corregir la labor de esta oficina.

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