sábado, 19 de mayo de 2012


MEDICINAS DE MUERTE

Los monopolios  en la producción de medicinas, las patentes de fórmulas, provocan que solo algunos tengan acceso a la preciada cura, por eso a nivel gubernamental y a través de la seguridad social se entregan las llamadas medicinas genéricas, pero también el recurso económico hace que ante la necesidad se busque los precios más bajos, pues hay una creencia de que las medicinas de marca son más efectivas que los genéricos.

El afán de encontrar un medicamente a precio cómodo induce a gente sin escrúpulo que se esfuerce en falsificar estos. Ofreciendo productos a menos del 50% del precio oficial en una cadena de farmacias y los compradores adquieren sin pensar en las consecuencias graves contra su salud. Esta mafia implica a muchas personas comenzando por el reciclador que hurga en nuestra basura  encontrando una botella de medicina vacía y las separa para los compradores que la deja limpia.
PRECIOS BAJOS PARA MORIR
Por otro lado están las empresas artesanales que producen las tapas o las laminas de aluminio y para que su presentación parezca más legal ponen fecha de vencimiento, en realidad una cápsula de color blanco  (en forma de polvo) es harina o las ampollas son solamente agua, por supuesto que  el trabajo de imprenta es casi perfecto pero a los ojos del comprador no hay diferencia entre el original y el producto pirata. A todo esto debemos agregar la sustracción de medicinas de los almacenes del seguro social que se ofrecen a precios más bajos.

Los lugares de expendio se ubican principalmente alrededor de los centro de salud como la maternidad de Lima, el hospital dos de mayo, el arzobispo Loayza o similares, es decir  donde los pacientes son de escasos recursos, pero los operativos de la Dirección General de Salud (DIGESA), revelan que estas medicinas bambas se pueden comprar en los alrededores del Mercado Central y es allí donde encontramos las ampollas de agua y cápsulas de tiza que podrían matarnos.
DIGESA BUSCANDO MEDICINA BAMBA

En este punto donde la política del Ministerio de Salud, debería reforzar a nivel de la comunidad el uso de los productos genéricos porque comercialmente  una medicina de marca es hasta diez veces cara, pues su valor radica en tener la patente a nivel internacional (cuyo costo de mantenimiento lo asume  el comprador) por eso la ley obliga a los doctores a poner en sus recetas el nombre genérico y a las boticas o farmacias a tener dentro de su stock este tipo de medicinas.

Las requisas de DIGESA de los productos bambas son importantes pues cada operativo representa varios sacos llenos de productos de la muerte, pero esta mafia se organiza de manera que eso solo representa una pérdida, más no significa salir del negocio y hasta el momento  no se conoce de caso alguno donde un falsificador de medicinas haya sido condenado y solo se presta atención pública, cuando hay alguna víctima mortal.
El ejecutivo debería reforzar con más inspectores y otorgar más recursos para una constante lucha contra las medicinas de la muerte con labores de investigación que logre detener a los cabecillas  de estas organizaciones, pues suponemos que gran parte de esta mercadería termina en provincias donde el control es mucho más difícil. La piratería causa perjuicios económicos, pero en el caso de las medicinas pueden causar la muerte.

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