TARATA
Y LA AMENAZA ROJA
La
presencia de Sendero Luminoso en el
Perú, significó el inicio de una espiral
de muertes sin sentido, con víctimas del lado de las fuerzas armadas, Policía
Nacional y de gran número de civiles, en consecuencia muchas viudas y huérfanos,
eso es historia que se conoció a través de la Comisión de la Verdad.
Si
bien esto comenzó en la sierra sur, en Ayacucho, el gobierno del Arquitecto
Fernando Belaunde no lo afrontó como
debía, mientras en Lima aparecían perros muertos colgados, se asesinaban
policías para robarles el arma de reglamento, se derrumbaban torres de alta
tensión con el apagón consecuente; sin embargo toda la violencia en el ande no
era percibida en su totalidad por la ciudadanía, solo se veían fotos y videos,
como estar en el cine.
Pero
falta de estrategia, genero un avance terrorista, donde la población se fue
acostumbrando a los muertos diarios, muchos de los caídos eran jóvenes menores de 25 años, bajo la idea de
los senderistas de cercar la ciudad desde el campo, con los paros armados,
paralizando las actividades de toda capital.
Los
que hoy sobrepasamos los 40, recordamos claramente esos años, donde realmente
nadie tenía la seguridad de regresar a
casa, sobre todo si trabajaba en la zona roja (carretera central, Villa El
Salvador, cono norte), la preocupación familiar
se incrementaba en la noche ante los apagones, la vida del limeño cambio
radicalmente pues no se confiaba en nadie, el solo hecho de dejar estacionado
un auto desconocido, generaban sospechas por que podría ser un coche bomba.
Todos
corrían antes de las once de la noche para que el toque de queda los agarre en
la calle, los muchachos que les gustaba vagabundear se convirtieron en chicos
buenos pues estaban a la hora en casa o en todo caso terminaban durmiendo en la
casa de un amigo, el Perú tenía claro quién era Abimael Guzmán y su grupo
asesino, pero el golpe más mortal estaba preparándose en un solo día varios
coches bombas estallaron por toda la capital, se atacó varias comisarías.
Los
miraflorinos vivían un jueves 16 de julio cualquiera, unos en la calle camino a
casa, otros ya disfrutando del descanso, mientras un grupo de terroristas se
transportaba en dos autos cargados de explosivos, uno de los cuales fue dejado
en la concurrida Calla Tarata, centro financiero del distrito, muy cerca de
allí un paradero público e inmediatamente un estallido remeció el lugar, algo
parecido a un terremoto.
Fueron 400 kilos de explosivos, que arrancó
las fachadas de los edificios, vidrios rotos a 300 metros a la redonda, la
calle parecía bombardeada, los servicios de emergencia se activaron, varios
centenares de heridos y 25 muertos fue el resultado de este acto terrorista,
era el despertar de los limeños frente a Sendero Luminoso, la mañana reveló un
panorama desolador, nadie creía tanta destrucción en pocos minutos.
Al
cumplirse 20 años, los especialistas opinan
que Tarata fue el inicio del fin del grupo subversivo y un motivo para
la reacción gubernamental, el cual gracias al trabajo del Grupo de Inteligencia
Especial (GEIN) de la Policía, estuvo tras los pasos de los cabecillas que merodeaban por Lima, por supuesto que
luego de una ardua investigación en setiembre de ese años Guzmán Reynoso y su
círculo más cercano es detenido es
Surquillo, hoy todos cumplen sus condenas en varios penales del país.
¿Qué
reflexión se puede hacer este 2012?, pues la amenaza persiste, con grupos como el Movadef y el Conare
–Sutep, los cuales reivindican banderas del pensamiento homicida de Sendero
Luminoso, cabe destacar que los integrantes de estos colectivos son por los
general, jóvenes que no vivieron los tiempos violentos, que escudan sus
opiniones en que no fue su tiempo y que
debemos pacificar el país soltando a los responsables de tantas muertes, aunque
la responsabilidad también recae en la régimen educación secundario, que no
incluye la historia de muerte y los
padres de estos no contar estas sucesos a su hijos. Así fue como sendero se
inició buscando a los más muchachos para ponerles un arma en la mano. Ojo que
pueblo que olvida su historia puede volver a repetir sus errores.
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