martes, 28 de agosto de 2012


MONOPOLIO DE PELICULA

Si hablamos de cine, los mayores de 20 años evocaremos los cines  de barrio, aquellos muy cercanos a casa y las grandes salas donde se iba a gozar de una película de estreno, que yo recordé el listín  de films se publicaba en las últimas páginas de los diarios a hoja completa y con horarios fijos, matinée (3.30 pm), vermouth (7.45 pm) y noche (10 pm).

En la ciudad donde viví teníamos tres cines, cada una se especializaba en un género, karatecas, western o de acción, por supuesto a veces los domingos los niños disfrutábamos de cine casi gratis con matinales (11 am), la variedad aquí en la capital para escoger el tipo de película es vasta  y claro si uno iba con sus padres o hermanos mayores después venía el rico helado.
EL PLACER DEL CINE, UNICO Y ESPECTACULAR

Los años 80, nos trajo la violencia senderista, el  miedo  comenzó a apoderarse de los espectadores, la afluencia a los cines empezó a reducirse por lo tanto empezaron a cerrar por no ser rentables, varios de los que sobrevivieron optaron por pasar películas pornográficas, mientras otros locales, se convirtieron en templos religiosos, mi memoria me llave a los cine Real  1 y 2, ubicados en el Centro Comercial Camino Real, hoy cerrados a la magia   del ecran.

Con el tiempo los cines sobrevivientes “decentes”, se subdividieron en varias salas, para recuperar a los cinéfilos, dando algún resultado, allí entraron las primeras cadenas como cineplanet, modificando las estructuras de los locales, pues ahora se tenían seis salas con equipos modernos (pantalla, sonido, butacas); sin embargo la oferta de nuevas películas se drásticamente, además uno podía ir al cine a la hora que deseaba pues las funciones comenzaban desde las 3 de la tarde  y se iniciaba cada dos horas.

Con todo esto, también nació la piratería ante los precios y la imposibilidad de asistir al cine era más práctico era comprar copias de películas (sin calidad garantizada) o alquilar en algún local y verlo con la tranquilidad en casa, comiendo canchita y tomando gaseosa, junto  a la familia que sacando cálculos es mucho más barato que ir al mismo cine.

Sin embargo los inversionistas no dan puntada sin hilo, pues no solo recuperaban los locales, sino que también levantaron nuevos cines en todo el Perú, pero aquel que asiste a una función está obligado a consumir solo lo que se vende al interior del  establecimiento a precios exorbitantes, estando prohibido ingresar gaseosas o cualquier otro producto del exterior, es decir se legalizó un monopolio.
ENTRADA BARATA, GOLOSINAS CARAS

Se conoce que en Estados Unidos, un asistente aun cine, puso una queja por este abuso comercial, por qué en términos generales, los precios de los productos al interior suben cuando es día de estreno, por ejemplo en un cine en la capital, el precio de cuatro entradas fue de 70 soles; sin embargo el precio de un combo de pop corn y gaseosa fue de 85soles (día de estreno), cuando la semana pasada se pago la mitad de precio por el mismo producto.

¿Qué tanto está permitido este monopolio? Al respecto la ley no regula los precios, solo especifica que los establecimientos deberán exponer su lista de precios antes de ingresar a la sala misma, pero según algunos espectadores, los cines que cumplen con la norma tienen una pantalla digital donde se ve los precios por cinco segundo y de allí cambia  a otro producto. La ley de leyes en el Perú, la constitución política, prohíbe todo tipo de monopolio como la telefonía, el transporte y por qué no incluir en este rubro al cine.      

 

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