sábado, 1 de septiembre de 2012


SENADO: ¿MÁS OTORONGOS?

El gran debate siempre al interior del parlamento es volverá la bicameralidad, es decir una  Cámara de Diputados y otra de Senadores, como existía hasta  1992, cerrado por el autogolpe de Alberto Fujimori el 5 de abril de ese año, pero veamos los pro y contras de esta modificación constitucional.

Para aprobar las leyes, primero pasaba por la Cámara de Diputados, conformado por 120 representantes, previo estudio por la comisión respectiva, de ser positivo esta era traslada a la Cámara de Senadores, integrado por 60 personas,  a esta instancia se le llamaba la “cámara reflexiva” y de ser observada la propuesta regresaba a la primera instancia, en el Senado podíamos encontrar figuras emblemáticas como Roberto Ramírez del Villar, Mario Polar Ugarteche, Felipe Osterling, Andrés Towsend, Javier Valle Riestra, Javier Diez Canseco y para aquellos que pasamos los 40, era interesante ver esos debates por la cátedra de leyes y la forma de aprobarse una norma, evitando mamarrachos legales (entiéndase como leyes sin sentido).
ANDRES TOWSEND EN PLENO DEBATE EN EL SENADO

Bajo esa tónica andaba el país, cuando un brusco cambio volvió unicameral al parlamento, llamado en ese momento el Congreso Constituyente Democrático (CCD), cuyo objetivo era elaborar la nueva carta magna que remplace  a la de 1978; sin embargo, esto permitió el ingreso en el legislativo de muchas personas sin preparación básica,  claro está que el CCD, la bancada de Cambio 90-Nueva Mayoría mandaba, además se cambió la representación territorial por candidatos únicos o nacionales.

Según la ley para ser congresista se necesita tener 25 años y ser peruano de nacimiento, basado en ese requisito se puso en el mismo saco a personas experimentadas (ex diputados con trayectoria) y a novatos cuyo objetivo era solo votar  para aprobar las propuesta oficialistas, en medio de este mar legislativo nacieron políticamente Martha Chávez, Víctor Joy Way, Jaime Yoshiyama, Luz Salgado, mientras en el frente opositor se consolidaba  figuras como Lourdes Flores, Antero Flores Araoz, Henry Pease, tratando de equilibrar la balanza, algo difícil ante la proximidad de leyes fantasmales y corruptas.

Finalmente Alberto Fujimori, logro su ansiada constitución vía referéndum en 1993 (con resultados algo amañados), sin embargo los escándalos de corrupción e impunidad no eran ajenas al país, allí tenemos la matanza de Barrios Altos y la muerte de nueve estudiantes y un profesor de La Cantuta – negado en todos los idiomas por las autoridades – además del servilismo del Poder Judicial y la Fiscalía de la nación a Vladimiro Montesinos, cuyo papel fue fundamental para el gobierno del momento.
FUJIMORI EN SU CONGRESO UNICAMERAL

La unicamerilidad, tampoco garantiza un mejor manejo de las leyes, pues lo importante es la calidad de personas que están ocupando la curul parlamentaria, sino tratemos de indagar que hacía Susy Díaz, conocida por ser parte de la farándula peruana, con emolumentos que quizá jamás gano como vedette y con seguridad  incluida, es decir recibiendo   plata de todos los contribuyentes y en pocas palabras esa puede ser la punta  de la madeja para luego llegar a el comepollo, , el mataperro, la Lavapiés,  la robacable y toda la recua de calentadores de asientos.

El retorno de la Cámara de Senadores, puede ser positivo, siempre y cuando se añada  algún requisito para ser congresista, como el tener una carrera o estar finalizando una, eso sí siempre comprobado por las autoridades electorales, para evitar personas que hayan estudiado maestría a los 17 años o que obtuvieron su título en Azángaro University, además  sancionar drásticamente con la destitución por mentir en su hoja de vida.
Actualmente el Poder Legislativo es impopular por muchas razones, la primera la poca productividad de leyes básicas, pues más se preocupan por luchar que se decrete el día del arroz con leche, mientras normas  como las que favorecen a los discapacitados  duermen el sueño de los justos, segunda razón de impopularidad el excesivo gasto que representa al país y en este nuevo periodo con diez congresistas más, calculando a nueve personas por representante, tenemos a mil 170 empleados, que se pagan con nuestros impuestos, ahora si se le agrega una cámara más, entonces a ajustarse el cinturón. En conclusión, mientras el parlamento no mejore en calidad de congresistas  y leyes, un senado será solo que unos otorongos serán más viejos que otros.

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